Quijornabirding

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domingo, 21 de mayo de 2017

Visita a la Urbanización "La Pajarera".




     La otra mañana cuando caminaba en dirección a la Dehesa Boyal me llamaron la atención los muchos pájaros que alborotaban alrededor de la urbanización fantasma que desde hace algunos años decora la entrada de nuestro pueblo.

      De un vistazo, desde la carretera, pude ver Golondrinas Comunes y Dáuricas, Mirlos, Gorriones Comunes, Chillones y Morunos, Palomas domésticas, Tórtolas Turcas y Estorninos Negros.

     La curiosidad pudo más que la prudencia y después de sopesar los pros y los contras me introduje disimuladamente en las viviendas cual furtivo en un Parque Nacional. Aunque al principio la verdad es que me sentí más como Yves Marchand y Romain Meffre fotografiando la decadente ciudad de Detroit. Este era más o menos el panorama:










      Pero vamos a lo nuestro. La naturaleza poco a poco ha ido recuperando lo que una vez fue suyo. Los arbustos se han adueñado de las parcelas hasta casi entrar dentro de las viviendas y los pájaros han aprovechado la coyuntura para okupar las vacias estancias y construir sus nidos.



     En esa mañana primaveral las palomas domésticas se asoleaban en los tejados pero cuando el frío arrecia, se cobijan en el interior. La molesta presencia de sus excrementos por todas partes así lo demuestra.



     Mientras prestaba atención al suelo para no caer por el hueco de la escalera una paloma me asustó al salir ruidosamente del hueco de un falso techo. Bajo ese hueco, en el suelo, el cadáver de un polluelo aun sin emplumar me confirmó que en esa urbanización vivía al menos una familia. Luego vería que en realidad hay muchas más.  

Los felices inquilinos del nº 3.


     El Estornino Negro, vecino también de esta finca, es más de cubiertas. Más de trastear por las tejas, de “trastejar” vaya.  Aunque le vi entrar sin miedo por las estancias nobles es más amigo de okupar esa limahoya mal rematada, aquella teja al bies o algún alero con agujero. Con su canto desde lo alto parecía querer expresar su eterno agradecimiento al albañil con prisas (o con demasiado alcohol en el carajillo -tú ya me entiendes-).

Estornino Negro (Sturnus Unicolor)

     Los machos de Gorrión Común más aburguesados, sabiamente aconsejados por su suegras sin duda, han elegido las habitaciones exteriores para aposentarse. Salta a la vista que son más luminosas y accesibles por los grandes huecos de sus inexistentes ventanales. Además dan acceso directo a los huertos aledaños donde no faltará algún bicho que echarse al pico. El doméstico Gorrión prefiere aquí para anidar los huecos de los falsos techos o los boquetes en los trasdosados de cartón-yeso. Pero como podréis ver también sabe utilizar los más modernos materiales de construcción y se maneja con maña entre coquillas y tuberías multicapa.

Gorrión Común (Passer Domesticus)



   El generalmente más montano Gorrión Moruno, también parece haber sucumbido a nuestra particular burbuja inmobiliaria. Unas cuantas parejas parecen haber desestimado sus lugares habituales de anidamiento (en las zarzamoras, por dios, ¡con esos molestísimos pinchos!) y han decidido adquirir un hotelito en “La Pajarera”. Pude ver un macho que parecía exhibirse, orgulloso de su nueva condición de propietario. Miraba con desdén, como por encima del ala, posado en el alféizar del dormitorio principal y pendiente de los ires y venires de los vecinos de la C/ Benito Pérez Galdós.

Gorrión Moruno (Passer Hispaniolensis).

      Y si hay algo que ésta visita ha demostrado es que la Golondrina, esa avecilla tan fina, prefiere para el anidado los paramentos alicatados. Para marcar diferencias, casi todos sus nidos (que no son pocos) se reparten entre cocinas y baños, mostrando mayor querencia por los aseos interiores, más oscuros y resguardados.


Golondrina Común (Hirundo Rustica)
Nido ocupado de Golondrina Común.

     Y a pesar de intentarlo no he podido demostrar que la golondrina tenga una clara preferencia, quiero decir una preferencia estadísticamente significativa, por el azulejo color crema frente al (sin duda mucho más elegante) negro mate a la hora de establecer sus nidos.



   Su prima hermana la Golondrina Dáurica también merodeaba por la zona y aunque no vi entrar a ninguna sí encontré un nido. Adosado al techo como es costumbre en la especie y con su pequeño hall de barro y todo. Este feliz descubrimiento viene a demostrar que al menos una pareja quijornera ha abandonado su natural (y muy de clase baja) costumbre de anidar bajo los puentes para mudarse al pareado de ladrillo cara vista (mucho más de clase media, ¡donde va a parar!).

Nido de Golondrina Dáurica.

    Para mi sorpresa los Gorriones Chillones abundaban en este distinguido vecindario. El rústico Chillón eso sí, mostraba escaso interés por las últimas tendencias en los acabados interiores. Era la única especie presente en el primer chalet, el único que carece de revestimientos interiores y que, por no tener, no tiene ni tejado. Pero los Chillones son así, se conforman con poco y se apañan con las holguras de las vigas o con un pequeño roto en la bovedilla cerámica. ¡Qué sé yo!, quizás, con buen criterio, consideren excesos de nuevo rico tantos pladures y alicatados con cenefa.

Gorrión Chillón (Petronia Petronia)
Gorrión Chillón (Petronia Petronia)
Gorrión Chillón (Petronia Petronia)
Gorrión Chillón visitando el hotelito de su primo el Moruno.

     Daba gusto ver a los Chillones apeonando despreocupados por la estructura metálica de la cubierta o por los caballetes de los tejados vecinos. Y es que el Gorrión Chillón anda pasito a pasito como una perdiz a diferencia del resto de sus primos que se desplazan a saltitos. Este video que grabé allí da fe de lo que digo.


      Había algunos pájaros más en los alrededores. Los Mirlos merodeaban por las amplias parcelas buscando lombrices y las Tórtolas Turcas se posaban distraídas en los tendidos cercanos.



Tórtola Turca (Streptopelia Decaocto)

     Incluso una hembra de Colirrojo Tizón observaba desde la valla exterior. Serán imaginaciones mías pero para mí que estaba valorando la posibilidad de adquirir una parcelita en ésta nuestra urbanización y es que…. está claro que el mercado inmobiliario empieza a remontar.

Hembra de Colirrojo Tizón (


     Creo que en el Ayuntamiento no saben muy bien qué hacer con estas casas supuestamente deshabitadas. Yo lo tengo claro y dejo aquí mi propuesta. Rebautizemos la promoción como Urbanización “La Pajarera” (un nombre mucho más acorde con su actual condición) y si finalmente no se vende pues nada, siempre podremos crear una reserva ornitológica. 

Hasta pronto.


P.D.  Mea Culpa. Señoría, me declaro culpable del allanamiento de una propiedad privada y pido disculpas por ello a quien corresponda. Todo lo hice de buena fe y a mayor gloria de la ciencia ornitológica.
     En mi descargo diré que no franqueé ninguna valla que no estuviera abierta y si traspasé algún hueco tapiado es porque alguien antes había derribado la tapia. Y por descontado nada me llevé (salvo las fotos que tomé), ni dejé más recuerdo que las huellas de mis pasos. Sólo me queda rogar la clemencia del tribunal.

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